Hace unas semanas subí el Pedraforca con mi amigo Juan en sustitución de las vacaciones de semana santa que no he podido disfrutar. Nunca había estado y no sabía cómo sería la subida, pero me gustaba la idea porque era perfecta para ejercitar la rodilla tal y como dijo mi doctor y de paso llevarla al límite a ver que tal está funcionando la rehabilitación.
Juan había subido hacía unos años, y, tal y como explicaba todas las peripecias por las que pasó (con las bromas que lo caracterizan) parecía un ascenso fácil y divertido. Así que decidimos ir allí en lugar de a la Mola como había propuesto su hermana Susana.
Al final Susana se echó para atrás por lo que nos fuimos los dos solos. Dicho y hecho, el viernes por la mañana mochila a la espalda y camino hacia la montaña. Después de 2 horas de camino que compartimos con toda la gente que se iba a pasar las vacaciones a la montaña, pudimos aparcar el coche y empezar a caminar.
(A los 10 minutos)
- ¡Coño tío! ¡Ya estoy petado!
- ¡Joder! ¡Pensaba que yo era el único!
- Anda que los dos aquí callados como unos putas eh!
Llegando al refugio Lluís Estasen el camino se bifurca y como el que había estado allí antes era Juan, decidimos seguir por donde había subido la última vez para ir sobre seguro. Más tarde llegué a la conclusión de que cuando todo el mundo está bajando por donde tú estás subiendo es que no vas por el itinerario aconsejado. Sí señores, nosotros subimos por la tartera, el famoso canal de piedra suelta y pendiente considerable que lleva desde la cima hasta la Enfocadura ¡Con dos cojones! Bueno, también un par de zapatillas gastadas.
- ¡Cago en la puta! - (Después de resbalar por enésima vez) – Espera Juan, voy a dar un rodeo que por aquí no podré subir.
- ¿Cómo que te resbalas tanto?
- Es por las zapatillas, como decías que no hacían falta ni botas.
- Yo tengo otro par de botas en casa, te las podría haber dejado….
- Cabrón!
- Joder, es que no me he acordado.
La ascensión fue un trayecto lleno de pausas para buscar zonas con algo de vegetación en las que el suelo no cediese bajo los pies, las manos congeladas al cruzar los bancos de nieve, fatiga, esfuerzo, un último tramo en el que andar con piernas y brazos, pero no hubo dolor en mi rodilla. Menos mal que también íbamos haciendo el inútil para reírnos.
Lo mejor de todo vino después de comer, descansar un poco y tener una curiosa compañía. La bajada a saltos por la tartera es genial, entre esto y las vistas, la subida había merecido la pena. Lo curioso es que tardamos casi tres horas en subirla pero la bajamos en 30 minutos, y tampoco me dolió la rodilla.
Al final, a pesar de los dos días de agujetas, me acabó gustando la experiencia y espero repetirla. Eso sí, la próxima vez subo por el otro camino; que para colmo ayer estábamos comentando la jugada y Juan me explicó que en su trabajo le dijeron que por la tartera sólo suben los domingueros….
El desafío y la Tartera
Vista desde el final y los protagonistas
Visitantes inesperados
Gralla de bec groc (Pyrrhocorax pyrrhocorax) es un ave de la familia de los córvidos, orden paseriformes. Suele tener las plumas de color negro lustroso (con matices azules y verdosos), las patas rojas, y el pico amarillo, corto y curvado. Habita en zonas de costa y montaña con acantilados, en especial en las proximidades de zonas ganaderas o desfiladeros fluviales.
Juan había subido hacía unos años, y, tal y como explicaba todas las peripecias por las que pasó (con las bromas que lo caracterizan) parecía un ascenso fácil y divertido. Así que decidimos ir allí en lugar de a la Mola como había propuesto su hermana Susana.
Al final Susana se echó para atrás por lo que nos fuimos los dos solos. Dicho y hecho, el viernes por la mañana mochila a la espalda y camino hacia la montaña. Después de 2 horas de camino que compartimos con toda la gente que se iba a pasar las vacaciones a la montaña, pudimos aparcar el coche y empezar a caminar.
(A los 10 minutos)
- ¡Coño tío! ¡Ya estoy petado!
- ¡Joder! ¡Pensaba que yo era el único!
- Anda que los dos aquí callados como unos putas eh!
Llegando al refugio Lluís Estasen el camino se bifurca y como el que había estado allí antes era Juan, decidimos seguir por donde había subido la última vez para ir sobre seguro. Más tarde llegué a la conclusión de que cuando todo el mundo está bajando por donde tú estás subiendo es que no vas por el itinerario aconsejado. Sí señores, nosotros subimos por la tartera, el famoso canal de piedra suelta y pendiente considerable que lleva desde la cima hasta la Enfocadura ¡Con dos cojones! Bueno, también un par de zapatillas gastadas.
- ¡Cago en la puta! - (Después de resbalar por enésima vez) – Espera Juan, voy a dar un rodeo que por aquí no podré subir.
- ¿Cómo que te resbalas tanto?
- Es por las zapatillas, como decías que no hacían falta ni botas.
- Yo tengo otro par de botas en casa, te las podría haber dejado….
- Cabrón!
- Joder, es que no me he acordado.
La ascensión fue un trayecto lleno de pausas para buscar zonas con algo de vegetación en las que el suelo no cediese bajo los pies, las manos congeladas al cruzar los bancos de nieve, fatiga, esfuerzo, un último tramo en el que andar con piernas y brazos, pero no hubo dolor en mi rodilla. Menos mal que también íbamos haciendo el inútil para reírnos.
Lo mejor de todo vino después de comer, descansar un poco y tener una curiosa compañía. La bajada a saltos por la tartera es genial, entre esto y las vistas, la subida había merecido la pena. Lo curioso es que tardamos casi tres horas en subirla pero la bajamos en 30 minutos, y tampoco me dolió la rodilla.
Al final, a pesar de los dos días de agujetas, me acabó gustando la experiencia y espero repetirla. Eso sí, la próxima vez subo por el otro camino; que para colmo ayer estábamos comentando la jugada y Juan me explicó que en su trabajo le dijeron que por la tartera sólo suben los domingueros….
El desafío y la Tartera
Vista desde el final y los protagonistas
Visitantes inesperados
Gralla de bec groc (Pyrrhocorax pyrrhocorax) es un ave de la familia de los córvidos, orden paseriformes. Suele tener las plumas de color negro lustroso (con matices azules y verdosos), las patas rojas, y el pico amarillo, corto y curvado. Habita en zonas de costa y montaña con acantilados, en especial en las proximidades de zonas ganaderas o desfiladeros fluviales.
Las heroínas del día
Qué lista fuiste Susana