30 mayo, 2006

En sede constitucional

Ayer hice el examen final de Derecho Constitucional I, me fue bien así que puedo decir que estoy aprobado. Eso sí fui el último en salir de todo lo que llegué a escribir, espero que no me suspendan por exceso.

No puedo negar que sentí tristeza cuando el profesor se despidió de todos, lo hizo como si la semana que viene tuviéramos clase de nuevo, a modo de Fray Luís de León cuando saludó a sus alumnos el primer día de clase después de estar 4 años encarcelado.

Y es que Tomás Gil ha sido el profesor con el que más he aprendido en todo el curso, y casi diría que en toda mi vida académica. No sólo ha conseguido que me guste el Derecho Constitucional, sino que comenta y explica desde el punto de vista del sentido común (el menos común de los sentidos como dice él) los asuntos de actualidad de la vida política haciendo que llegues a comprenderlos, incluso a opinar sobre algo tan complejo sabiendo lo que dices. Pero todo de forma que la asignatura sea amena, utilizando un humor sutil y explicando las anécdotas que le han ido ocurriendo desde que era un estudiante, que no son pocas ni menos interesantes. Como aquella vez que hacía una reflexión sobre la moción de censura:

"Lo que no puede ser es que todo el mundo quiera subirse al carro una y otra vez y esto acabe reventando como el camarote de la película de los hermanos Marx…. ¿Alguien ha visto esa película? Me parece que se llama Una noche en la ópera. Es muy graciosa, cuando empieza a aparecer gente de todos lados….a mi es que me gustan mucho las películas de risa.

Bueno pasando a las cosas serias, como iba diciendo lo que no puede ser es que en un camarote de 5 se quieran meter 20…. Como en un viaje a Ibiza en verano de 1978 en el que 15 personas queríamos ir en un camarote de 4, y claro, los que no tenían cama intentaron dormir en el suelo, pero como el suelo estaba duro y no era nada cómodo, otros nos fuimos a la cubierta a fumar (sonrisa pícara).
"

Recordando todo esto es inevitable que me venga a la cabeza mi primer día en la facultad, la primera clase que hice fue justamente Derecho Constitucional. Sentado en las últimas filas (llegué tarde como siempre) escuchaba como una persona tremendamente inteligente nos explicaba tranquilamente el programa del curso.

Me causó mucha impresión ver a un Señor abogado tratándonos de usted y hablando con tanta propiedad. La presentación adquirió tal atmósfera de solemnidad que el temario parecía el plan a seguir para decidir el futuro de un país; en ese momento pensé “Lo he conseguido, he llegado a la universidad”, de repente fui consciente de lo que había llegado a cambiar mi vida y no pude evitar que me embargase la emoción por estar empezando una nueva etapa. Ahora sé que gran parte de la culpa de esto fue de mi profesor y he de decir que ha sido el único que ha conseguido mi admiración, no sólo por su método de enseñanza y su forma de ver las cosas, sino también por demostrar que un carácter gracioso y desenfadado no está reñido con los asuntos serios de la vida.

Por eso me gustaría dejar a modo de homenaje una opinión sobre Tomás Gil Márquez escrita por un alumno anónimo y que encontré en el apartado "ossos" de
http://laxarxa.uab.es:

El mejor profesor que he tenido en la facultad, te da facilidades pero aprendes más que en ninguna materia, hace parciales durante todo el curso y eso hace que te lo curres y aprendas por partes, se trabaja durante todo el curso, aprendes mucho y además si trabajas apruebas. Sus clases son amenas, te queda todo muy clarito y es un tipo simpático y cercano.

Y como nos decía ayer antes de que empezásemos el examen: “Mucha suerte, que les vaya muy bien el examen y espero que no nos veamos en junio ni en septiembre, bueno si es en una playa del Caribe sí”. Muchas gracias Tomás por un curso tan agradable.


6 de junio de 2006: Hoy han colgado las notas del examen, he aprobado con la calificación de excelente



Porque la Constitución debe cambiar

23 mayo, 2006

Un poco de alquimia

Voy a poner una recetilla que me he…. ¿inventado? (mejorado) y me ha gustado bastante. Mi intención era estofar unas costillas de cordero que había por la nevera, pero justo cuando he puesto la cazuela en el fuego mi madre ha llegado a casa y ha desbaratado mis planes; básicamente era tarde para ponerse a hacer un guiso (niño que es tarde, estás loco), de manera que las hemos hecho a la plancha. El caso es que hoy yo tenía ganas de hacer algo, así que me he puesto a trastear y salido lo que ha salido.

Los que me conocen ya saben que me gusta bastante cocinar y cuando puedo hago alguna cosilla; seamos sinceros, no soy un chef y la calidad de mis platos es muuuuuy mejorable pero tampoco se me da mal, además, lo que cuenta es que lo hago con mucho cariño. Eso sí, lo que ya no todo el mundo se imagina es que mi familia suele ser el conejillo de indias para cada platito nuevo que se me ocurre jeje!

En definitiva, que hoy he ideado una especie de salsa o mojo (creo que lo llaman así). En un principio estaba pensado para condimentar la carne que se está haciendo a la plancha, pero es mejor no hacerlo y añadirlo a la carne ya hecha. También creo que quedaría muy bien haciendo unas patatas hervidas y comerlas con un poco de este mojo, igual que la famosa receta canaria.

Ingredientes:

1 poco de perejil (7 u 8 ramitas)
1 diente de ajo (medio también vale)
1 puñado de almendras (tostadas o no, esto va al gusto)
Aceite
Vino blanco
Salsa de soja
Sal

Preparación:

Lavamos el perejil, lo picamos y lo echamos al mortero junto con el ajo, las almendras y la sal. Machacamos todo con cuidado de no tirar nada fuera (que con esto del mortero hay quien se pone violento) añadimos un buen chorro de aceite y lo mezclamos bien. A continuación añadimos un poco de vino, otro de soja y seguimos removiendo hasta que ligue.

Es importante que la cantidad de vino y soja sea poca. La razón es que la soja es lo que le da un toque diferente pero tiene un sabor fuerte, por lo que con un chorrito basta. En cuanto al vino lo mismo, pero no por el sabor, sino que es el que hace que todo ligue. Como referencia utilizamos un poquito más de vino que de soja (alegría! alegría!).

Esto es todo, a ver si alguien se anima y opina. Como apunte final decir que la proporción de los ingredientes puede variar tanto como uno quiera, pero tened en cuenta que es una salsa fuerte. A disfrutarla.


La Sole tenía un conejo
pequeñito y juguetón….

06 mayo, 2006

27

Pues sí, es mi cumpleaños; pero como hoy no tengo mucho tiempo, evidentemente, ya escribiré algo más en otro momento.

Lo prometido es deuda.

Te despiertas un día por la mañana, te estás meando y vas al lavabo con las lagañas todavía en los ojos, de repente alguien (porque todavía ves borroso) te asalta y te dice

- ¡Felicidades!

Después de conseguir no mearte encima y tomarte un café con leche recuerdas que es tu cumpleaños.

- 27 años, cada vez más cerca de los 30 eh!

Siempre está el graciosillo que te lo recuerda, y creo que no miento al afirmar que a todos los que estamos cerca nos preocupa llegar a esa edad, deben tener razón con eso de la crisis de los 30. Pues sí, me preocupaba y el día de mi cumpleaños le di vueltas a la cabeza, miraba hacia atrás y me veía cuando cumplí 25. Qué diferente era todo, había acabado de pagar el coche y el curso de informática, disfrutaba del “amor eterno”, tenía un trabajo decente, los que estaban en el extranjero volvían a casa y parecía que mi vida estaba empezando a tomar un rumbo, felicidad es la palabra que describía ese momento. Pero como cuentan por ahí, la felicidad es una perra traidora que presume de efímera, mi caso no fue una excepción.

El día de mi 27 aniversario recordaba cómo casi dos años antes mi mundo se derrumbó, perdí mi salud, mi trabajo, mi pareja y mis pobres amigos poco apoyo podían darme porque tenían sus propios problemas (bastantes). Recordaba cómo de repente me sentí muy cansado, me dolía todo, no tenía ilusión por hacer nada, mi mirada se volvió vacía, sin brillo, y todas mis sonrisas perdieron su alegría.

Tocas fondo y poco a poco vas arañando la tierra de tu alrededor para subir a la superficie. Desde ese momento hasta ahora el tiempo ha pasado tan rápido que aún parece que fue ayer.

Ni siquiera al empezar a estudiar de nuevo (con mis casi recién cumplidos 25) sabía hacia dónde dirigir mis pasos y nunca, nunca me hubiera imaginado que un año más tarde estaría en la universidad estudiando una carrera; ni que habría conocido a gente maravillosa de los más diversos lugares de España y Europa, para después recorrer la península.

De no ver más allá del día a día, de lo negro que se presentaba todo, pasé a tener ante mí un futuro que me mostraba infinitud de caminos, y a él me he lanzado de cabeza. Porque qué cojones, en todo este tiempo he vivido, he aprendido, me he endurecido y sobre todo he crecido (como persona, cabrones) más que en toda mi vida. 27 años, y me sigo sintiendo atemporal, como si no envejeciese, con una energía como nunca he tenido. Ahora miro a mi alrededor y me siento privilegiado de haber podido poner el contador a cero, de tener todavía la posibilidad elegir.

Sí, 27 años ¿y qué? dentro de 10 pensaré “quién los pillara”, aún soy un pimpollo, un loco, un inconsciente, me queda mucha vida por recorrer y miles de puertas por abrir ¿Qué son un 2 y un 7 cuando podrían ser un 7 y un 2?

He dicho

04 mayo, 2006

The best in life


- ¿Qué es lo mejor de la vida?
- La extensa estepa, un caballo rápido,
  halcones en tu puño,
  y el viento en tu cabello.
- Mal! Conan ¿Qué es lo mejor de la vida?
- Aplastar enemigos, verles destrozados,
  y oír el lamento de sus mujeres
- Eso está bien.


Conan (Conan el bárbaro, 1982)


Él sí que sabe...