23 mayo, 2006

Un poco de alquimia

Voy a poner una recetilla que me he…. ¿inventado? (mejorado) y me ha gustado bastante. Mi intención era estofar unas costillas de cordero que había por la nevera, pero justo cuando he puesto la cazuela en el fuego mi madre ha llegado a casa y ha desbaratado mis planes; básicamente era tarde para ponerse a hacer un guiso (niño que es tarde, estás loco), de manera que las hemos hecho a la plancha. El caso es que hoy yo tenía ganas de hacer algo, así que me he puesto a trastear y salido lo que ha salido.

Los que me conocen ya saben que me gusta bastante cocinar y cuando puedo hago alguna cosilla; seamos sinceros, no soy un chef y la calidad de mis platos es muuuuuy mejorable pero tampoco se me da mal, además, lo que cuenta es que lo hago con mucho cariño. Eso sí, lo que ya no todo el mundo se imagina es que mi familia suele ser el conejillo de indias para cada platito nuevo que se me ocurre jeje!

En definitiva, que hoy he ideado una especie de salsa o mojo (creo que lo llaman así). En un principio estaba pensado para condimentar la carne que se está haciendo a la plancha, pero es mejor no hacerlo y añadirlo a la carne ya hecha. También creo que quedaría muy bien haciendo unas patatas hervidas y comerlas con un poco de este mojo, igual que la famosa receta canaria.

Ingredientes:

1 poco de perejil (7 u 8 ramitas)
1 diente de ajo (medio también vale)
1 puñado de almendras (tostadas o no, esto va al gusto)
Aceite
Vino blanco
Salsa de soja
Sal

Preparación:

Lavamos el perejil, lo picamos y lo echamos al mortero junto con el ajo, las almendras y la sal. Machacamos todo con cuidado de no tirar nada fuera (que con esto del mortero hay quien se pone violento) añadimos un buen chorro de aceite y lo mezclamos bien. A continuación añadimos un poco de vino, otro de soja y seguimos removiendo hasta que ligue.

Es importante que la cantidad de vino y soja sea poca. La razón es que la soja es lo que le da un toque diferente pero tiene un sabor fuerte, por lo que con un chorrito basta. En cuanto al vino lo mismo, pero no por el sabor, sino que es el que hace que todo ligue. Como referencia utilizamos un poquito más de vino que de soja (alegría! alegría!).

Esto es todo, a ver si alguien se anima y opina. Como apunte final decir que la proporción de los ingredientes puede variar tanto como uno quiera, pero tened en cuenta que es una salsa fuerte. A disfrutarla.


La Sole tenía un conejo
pequeñito y juguetón….

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si tu familia sobrevivió ayer a tu experimento... está bien, lo probaremos xp
Aunque insisto en que el color no llama mucho, eh???

Propongo un intercambio:
Tú haces tu salsa (porque yo todos los mojos que conozco llevan pan duro para espesar) y yo aporto el mojo picón aquel famoso del que hablas, con las papas arrugás y todo. Algo bueno tenía que heredar la familia, de una bisabuela canaria descarriada... xd

Xavier dijo...

sal, soja y vino blanco..

Miedo me da la combinación. Yo lo rebajaría un poco con un pegote de nata.

Salud!

evoluzzioNANDO dijo...

Y cuando nos vuelves a invitar a comer... [viejos tiempos forever, old school time...]. Se echa de menos ser tu conejillo de indias! jejeje

El Perro Verde dijo...

Vinagreta más que mojo es una vinagreta, y Toy no seas desconfiado leñe! que hasta ahora lo que he hecho te ha gustado, además ni te imaginas la de platos que combinan dulce con salado.

Ozzy acepto el trato pero sin mojo picón que tanto picarse acabaremos a ostias

Evoluzzionando cambia el nombre mamón que me da pereza escribirlo. Y sabes que siempre que me lo pidáis yo cocino, si lo único que pido es que alguien ponga la casa, que yo no puedo :p